Durante las últimas semanas, se han venido realizando unos trabajos de mantenimiento y reparación en la Iglesia de la Purificación, con la finalidad de solventar los problemas de humedades aparecidos en la Capilla Dorada. Al instalar un andamio en una de las capillas laterales de la Iglesia, a la que se accede desde la nave central del edificio, se produjo el movimiento de dos losas centrales de las que forman el pavimento de mármol blanco de la capilla, cediendo hacia abajo.
En un primer lugar, se pensó que el movimiento estaba causado por las humedades existentes en toda la capilla, provenientes de un patio anexo a la misma. Al proceder a levantar la losa, se encontró que la zona inferior estaba hueca, quedando a la vista el comienzo de una escalinata descendente.
Al quitar las 3-4 losas contiguas a las dos que habían cedido, quedó abierto por completo el acceso a lo que después, sería una Cripta.
Puesto en conocimiento del titular de la Parroquia, éste procedió a llamar a varios colaboradores suyos encabezados por Gonzalo Reina Delgado y al que suscribe como arquitecto. Certificamos la seguridad tanto de la Capilla como del acceso encontrado y fue Gonzalo Reina quien se introdujo inicialmente por el hueco abierto y encontró la cripta.
Estaban también presentes, accediendo a la Cripta después de casi 100 años, los artistas locales Clemente Rivas Jiménez y Javier Aguilar; Javier Reina y Jesús Soria, como directivos de la Archicofradía titular de la Capilla y Manuel Jesús Jurado (constructor), quienes procedieron también a entrar en el habitáculo.
El espacio, estaba localizado con antelación históricamente a través de Los “Apuntes Históricos de la Villa de Puente Genil”, que Antonio Aguilar y Cano y Agustín Pérez de Siles publicaron en el año 1874.
Una vez reconocida la cripta, se procedió a realizar un levantamiento arquitectónico de la misma, para poner su apertura, en conocimiento de las autoridades pertinentes a través de un informe técnico.
Antecedentes históricos
En el libro “Apuntes Históricos de la Villa de Puente Genil”, que Antonio Aguilar y Cano y Agustín Pérez de Siles publicaron en el año 1874, vienen perfectamente reseñados tanto el estado e historia de la Capilla Dorada, en la que ha aparecido la Cripta, como la existencia de la misma en el subsuelo.
En el capítulo de anexos del informe técnico presentado, se adjuntan las páginas del libro que aluden a la Capilla y a la Cripta encontrada, donde como podemos comprobar, se describe la existencia de la Cripta, que fue creada por el fundador de la Capilla, D. Antonio de Gálvez Alcaraz, y fue construida al mismo tiempo que ésta entre 1662 y 1665.
Descripción de la cripta
La Cripta que hemos encontrado es la misma de la que habla Aguilar y Cano, encontrándose exactamente donde menciona con las dimensiones en planta, situación y accesos que tenía.
Hay dos cosas que no nos concuerdan con respecto a la descripción histórica: la altura de la cripta, que en ningún momento podría haber tenido la misma altura que la cúpula que hay en el crucero sobre ella (10m), y el tipo de construcción y acabados de los revestimientos existentes, que no concuerdan con una obra del siglo XVII, sino con una más bien de principios del S. XX.
Por tanto, deducimos que la cripta sufrió una importante restauración a principios del siglo pasado, contando incluso con una instalación de luz eléctrica para su iluminación.
La estancia es un habitáculo abovedado de unos 15,02 m2, con una altura máxima en el centro de la bóveda de 2,50 m y un arranque en los laterales de la misma de 1,05 m. A la misma se accede a través de unas escaleras situadas en el centro de la simetría tanto de la cripta como de la Capilla. La escalera tiene una anchura de 1,08 m y cuenta con 13 escalones de mármol de 28 cm de huella. El resultado es unos escalones de unos 20 cm de tabica que con 14 alturas salvan los 2,90 m que hay desde el suelo de la Cripta hasta el suelo de la Capilla.
Sobre la bóveda hay unos 40 cm que forman el material que sustenta el suelo de la capilla. La Bóveda, técnicamente está resuelta con un arco de ladrillos colocados a sardinel. Debajo de esa estructura, se encuentra un recubrimiento de hormigón o mortero armado con una malla de hierro. Sobre esta capa está el revestimiento interior, una especie de estucado que da apariencia pétrea de mármol a la estancia, y ejecutado con un alto nivel de perfección. Todos estos sistemas constructivos son propios de principios del S. XX.
En la pared de la bóveda, se encuentran situados 11 nichos, de 2,20 m de profundidad y un gran crucifijo de mármol. La Cripta, tal y como señalaba Aguilar y Cano, se encuentra bajo la cúpula de la capilla, y los nichos se introducen debajo del retablo principal que contiene el Sagrario. Estaba diseñada para que los restos mortales de sus moradores descansaran justo debajo del Sagrario.
De los 11 nichos existentes, 7 están vacíos o sin lápida, cerrados con un tabicón de ladrillo. Uno de ellos tenía suelto y desprendido un ladrillo, por el que hemos podido adivinar la profundidad de los nichos. Los 5 nichos que están ocupados, cuentan con lápidas en los que vienen reseñados los nombres de las personas que allí descansan.
El suelo de la cripta es del mismo mármol que la del resto de la Iglesia, por lo que la restauración de la misma puede datarse de la misma fecha.
Aguilar y Cano resalta que la cripta estaba cerrada con dos grandes losas de piedra, que no están en la actualidad, y se ven restos en el suelo a la entrada de la cripta de una sujeción metálica que seguramente sostendría una barandilla de entrada.
El 21 de abril de 1927, a las 2 de la tarde, la cripta fue cerrada hasta que por casualidad la hemos encontrado de nuevo. Conocemos la fecha y la hora exacta de su cierre, porque los operarios que ejecutaron las obras de sellado dejaron su firma en una de las paredes con sus nombres y la fecha.
“La Cripta fue «serrada» por Antonio Sovena y José Carmona el día 21 de abril de 1927 a las 2 de la tarde»
La abertura del suelo que existía para su entrada, fue cubierta por un entablado de madera y sobre éste se colocó el mortero y la solería de mármol. La humedad durante estos casi 100 años que ha estado cerrada ha ido pudriendo la madera, y finalmente desprendiendo la arena y el mortero. Al apoyar el andamio, las losas cedieron ya que no tenían terreno sobre el que descansar y se produjo la rotura que nos hizo encontrar la entrada de la cripta.
La cripta contaba con un sistema de ventilación compuesto por dos conductos verticales que llegaban hasta la capilla superior, justo donde hoy se encuentra la imagen de la Virgen del Consuelo, pero que quedaron cegados en alguna obra posterior. A pesar de la humedad, el estado de conservación de la capilla es excelente.
Estado actual
A día de hoy la entrada de la Cripta está cerrada provisionalmente a la espera de la decisión de las autoridades tanto de cultura como eclesiásticas y urbanísticas, a las que se ha informado de su aparición mediante un informe técnico que yo mismo he tenido el honor de redactar.
En el próximo número de la revista El Pontón, se publicará un artículo de investigación que estamos realizando sobre la cripta, tanto a nivel histórico, como artístico, arquitectónico y patrimonial Gonzalo Reina, Clemente Rivas y Javier Reina y yo.