14.09.2017 |

Redecorando la Mananta

En arquitectura, en las últimas décadas, afortunadamente se ha tomado conciencia de la importancia de la conservación del patrimonio y se han creado cientos de planes para restaurar, acondicionar y transmitir el legado artístico, histórico y cultural que recibimos de nuestros antepasados.

En resumen, se trata de desvestir lo auténtico de todo aquello que a lo largo de los años ha ido haciéndole perder esa esencia primitiva que lo dota de valor.

No sólo ocurre esto con nuestro patrimonio material, sino que recientemente se han empezado a reconocer y proteger, decenas de elementos inmateriales que forman parte de nuestra cultura y que a lo largo de la historia han ido aferrándose a nuestras raíces más profundas, dotándonos de nuestra idiosincrasia y forjando nuestra personalidad.

Pues bien, nuestra Semana Santa, la Semana Santa de Puente Genil, es un excepcional mosaico en el que la cultura, la tradición, el sentimiento y la fe, dibujan una estampa donde se mezclan lo divino y lo humano en un testamento que pasa en vida de padres a hijos, de abuelos a nietos.

Puente Genil, ha entendido de forma única y ha sabido transmitir la pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo, haciendo de ellas la expresión más sincera del sentir de un pueblo. La tradición, la religiosidad y el sentimiento fraternal, han ido materializándose en un legado literario, musical, artístico y costumbrista en el que nuestros mayores derramaron “el fruto de su inspiración” para confeccionar esa amalgama de matices que forman nuestra Semana Mayor. Como dijo Romero: “…aroma, luz, colores, rumor, canto, gemido, de bálsamo sirviendo la esencia de la fe…”.

Últimamente, contemplo desolado, como el histórico edificio de nuestra Mananta está siendo redecorado con materiales traídos de otras latitudes, formas de construir de otras culturas y por arquitectos que beben en otras fuentes de conocimiento, reputadas y admiradas, pero que nos inducen (premeditadamente o no) a la pérdida de nuestro reconocido y singular estilo arquitectónico.

Nos azota una corriente en auge. Abanderados de la “neomananta” que pretenden obviar siglos de historia para mirarse en espejos prestados y ver en  ellos el reflejo de algo que nunca fuimos. Se nos quiere despojar de todo lo auténtico, enfrentando una idiosincrasia y unas “jechuras” forjadas durante cientos de años, contra tradiciones de tres días importadas de tierras lejanas.

Mi respeto por todos aquellos que trabajan por la tradición y la transmiten de generación en generación a través de “la sangre”. Mi más profunda admiración por esos que luchan en contra de la prostitución de nuestras costumbres, profundizando en el estudio de nuestra historia y de aquellos personajes que la fraguaron. Mi cariño por los que llevan como estandarte el respeto a esa herencia que nos ha hecho únicos, y que desinteresadamente intentan transmitir.

Al fin y al cabo, lo único que nos hará amar nuestras tradiciones es conocerlas y los que lograrán que las respetemos son los que las hacen suyas, conservándolas tal y como las recibieron de sus mayores.

Como epílogo se me vienen a la mente dos fragmentos rescatados del pasado, uno de Pepe Rivas, que hemos oído miles de veces los niños de mi generación, rebobinando una y otra vez las viejas cintas de casette con el boli Bic y que hoy les pongo a mis hijos, aunque ahora la escuchen en mp3; el otro de Julio Cámara Romero, de su pregón de la Semana Santa de Puente Genil de 1988…

 

“La Semana Santa de Puente Genil, tiene cantos y música propios, valioso legado de nuestros antepasados, que ofrecemos como imperecedera ofrenda a las generaciones venideras…”.

Semana Santa de Puente Genil Vol. I.

 

“…Pasó el tiempo y perfumando

el aire las primaveras,

mientras, yo me fui alejando

de mis costumbres primeras.

Más es del hombre quimera

el que azares del destino

lo lleven al desatino

de olvidar sus tradiciones,

y no hay mayores traiciones

que arrancarte las raíces,

aunque yo, nunca lo hice

pues me faltaban razones…”

Pregón de Semana Santa de 1988

Julio Cámara Romero

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